Ese libro, 21 Caballos, tiene muchas referencias a la locura, porque lo que puede ocurrir es que te vuelvas loco. Yo quería meterme en sus cabezas para tratar de entender, quizás para desentrañar los misterios de la política, los tejemanejes o lo que sea, pero en el campo político, hasta que me di cuenta. ¡Cuidado!, porque hay un riesgo. Y el riesgo es perder la cabeza. Está dicho expresamente en el libro, la locura de Malévich, que finalmente es la mía también. Esa caída, ese quiebre de la cordura, estuvo en mí durante muchos años y ahora es que me doy cuenta de hasta qué punto. Me hiciste releer 21 Caballos. ¡Dios mío, las cosas que yo digo en ese libro son terribles!
YOLANDA PANTIN
(Entrevista con Hugo Prieto en: https://prodavinci.com/)

21 caballos


                                 Los doce caballos de Malevich son veintiuno



Fidelidad

                                         Vivía inútilmente leyendo los periódicos
                                          pensando en el enigma del poder
                                                      y en las causas de la obediencia.
                                                                                Adam Zagajewski

a las preguntas
que hemos transitado
a lo largo de estos años
y quedan sin responder
huérfanas;

a los posos

cuando ‘algo’ viene desde
un resto antiguo que
azuza el temor
con cristos
en los cruces de caminos;

a los vampiros;
a las pesadillas recurrentes;
a los olvidos
sumidos en pobreza
y astuta sumisión; a los trazos
que nos dicen

de la mano de un niño
sobre un mapa
socorrido, y
al intento de comprender.



Desidia

Dejo pasar versos que se pierden
en un nudo de voces, y por su cuenta
se van con sus visiones. Los libero
de mis imposiciones, torceduras
de patas, relumbrones que disfrazan
la pobreza de los giros cuando
tratan de volver tragedia a los dramas,
entre telas cotidianas que los
visten en afán innoble. Dejo

que se vayan por donde vinieron,
de mi cabeza al aire hasta que se pierden
entre tantas historias.


Trama

Contestaba las preguntas sin responder. Mientras, llevaba registro de las intersecciones, anotando, además, en su cuaderno, las distancias que separaban una estación de la otra en la línea de trenes. Sumaba y restaba los kilómetros. Si había alguna irregularidad su celo la detectaba. Cuando terminaba la ruta que había elegido, volvía a empezar, puesto que, con seguridad a su regreso, alguna rama había cedido obstruyendo el paso. O trazaba un empalme distinto que pudiera sorprender su ‘vista de águila’. Habitaba en la responsabilidad del error. Preso de ese mandato, veía pasar los árboles con miedo a perderse en la maraña infantil.


Ofrendas

Fantasma es loco. Fantasma es una boca.
Fantasma vive en un hotel en Venecia,
viaja de noche, duerme en Inglaterra,
amanece en Barcelona, pasa
su mano por mi frente.
Fantasma es mi devoración,
las veces que le he entregado mi cabeza.


Dictado

¿Qué impulso, dictado
del temor, o sin razón
condujo a estos hombres
sobre el fuego
a levantar
una Iglesia en tu nombre,
a ti
que eres pura
cerrazón de invierno?



Megalomanía

Todo lo que brilla alrededor
es mi sombra.


Monumento

A la altura,
poeta,
de tus contradicciones.


La frase

No se escucharon
bravos en la sala
cuando nos advirtió
acerca de aquello
que veía venir
en el mar de fondo.

La frase
en su parquedad
fue enunciada
como una línea cualquiera
de los poemas
meditados y necesarios
que leyó sin énfasis.

                                            A Rafael Cadenas