¿Cómo escribir poemas hoy? Después
de toda clase de vanguardias, Winter
conjetura en cincuenta y dos sonetos.
Desea encabalgar los versos como
el hipertexto que inventó Ted Nelson
(o el agua) proponiendo asociaciones
mordaces desde Orfeo al Flarf. Metáforas,
tramas, su gremio y el control social
son cotizados a la baja frente a
la percepción del arte a la manera
de Irwin o las lecturas en los barrios.
Su original ensayo hilvana un velo
en las faldas de Dickinson y Butler:
un futuro quizás gozoso y crítico.

UNA POÉTICA POR OTROS MEDIOS


APUNTO EL TÍTULO ENSEGUIDA. ES CORTO

porque escribir no es más que reducir

«una complejidad de conexiones

a una secuencia estrecha». Así lo dijo

Ted Nelson, inventor del hipertexto

en su proyecto Xanadú de mil

novecientos sesenta. Anticipándose

a internet, diseñó una biblioteca

virtual para encontrar todos los libros

alguna vez escritos. Quien pinchara

un párrafo del texto arrastraría

directamente a otros, a sus fuentes

o negaciones, por computadores

en línea alrededor del mundo entero.

Nelson se lo repite a Werner Herzog


POR CUANTAS VECES SEA NECESARIO

hasta que el resultado cambie, incluso

por un error. La poesía en esta

era de lo medial no nos rescata

de obsesiones, más bien las recupera.

Los escasos poemas que adoramos

fueron creados desde radicales

reiteraciones, golpes de una sola

tecla hasta borronearla o dispararla

lejos. Poemas manoseables como

el agua, que nos mojen de regreso

y se reagrupen una vez que el dedo

salga a flote, poemas tan permeables

a una lectora activa que varíen

su propia forma frente a ella (o él)


POR ÉL, PORQUE CONFIRMAN SUS PREJUICIOS

sobre todas las cosas enunciadas,

imperceptiblemente, por supuesto.

¡El conservadurismo opera así!

(Amenazado por los versos o


las etnias diferentes). Los lugares

de la lírica entonces reconocen

su descuartizamiento, los tomamos

desde los restos del desastre histórico


y con las crisis del lenguaje. Así,

es fragmentaria como navegar

por internet o por el agua amiga


(Ezequiel Zaidenwerg pensó primero

lo de Orfeo). También es sublevada,

su rebeldía es contra el efectismo,


UNA POÉTICA POR OTROS MEDIOS

aprieta su lugar hasta que estalla

y escribe con escombros. No pincela

hasta que deja de tener la tela.

En el poema quedan los vestigios,

la desaparición de aquel embudo,

la imposibilidad de destruirlo

todo, como desea el pensamiento

de las revoluciones, porque ya

sabemos que los traumas, las herencias

transgeneracionales, nos golpean

la puerta cuando más los suponemos

bajo tierra. Escribir es cavar, piensa

Seamus Heaney; esculpir, recapacitan

otros. Prefiero el agua de metáfora,